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Historia 01 |
1. ¿Qué es el Protestantismo?2. Los precedentes3. La Reforma del siglo XVI en España4. La iglesia clandestina5. La segunda reforma6. Los años difíciles7. La iglesia actual |
La Reforma Protestante consideró que la vida de los cristianos se fundamenta sobre cuatro principios básicos:
SÓLO LA GRACIA. El valor de una persona ante Dios no depende ni de sus cualidades, ni de sus méritos, sino del amor de Dios.
SÓLO LA FE. Sólo la fe salva; las obras son su consecuencia natural.
SÓLO LA BIBLIA. Sólo la Biblia, que es la Palabra de Dios inspirada, es la norma suprema de fe y conducta.
SÓLO JESUCRISTO. Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida; sólo su muerte en la cruz tiene un valor suficiente para salvar a todo aquel que cree, todo aquel que pone en él su confianza y fidelidad.
Alfonso Torres de Castilla en su libro de "Historia de las Persecuciones Políticas y Religiosas Ocurridas en Europa", hace mención a diferentes movimientos de reforma, anteriores a la Reforma Protestante, que presentan afinidades con la estructura básica del Protestantismo actual:
"Antes de que apareciera en Alemania la famosa herejía de Lutero... en España como fuera de ella el origen de las herejías fue casi siempre la crítica más o menos severa de la conducta del clero y el deseo de reformar sus costumbres, restaurando la pureza que atribuye la tradición a las bases de los dos primeros siglos del cristianismo."
No debe pensarse que la Reforma se inicia en el Siglo XVI. Han sido muchas las voces, los movimientos y las vivencias que han mostrado su disidencia de la ortodoxia católica y han abogado por la vuelta a los principios del cristianismo primitivo. Aunque los brotes de protesta fueron perseguidos, merece la pena citar dentro de España a los movimientos Alvigenses y Valdenses (siglo XII y XIII respectivamente, aunque este último perdura en la actualidad, sobre todo en Italia).
En el Siglo XVI también existieron en España corrientes de espiritualidad, alejadas de la postura religiosa oficial, que procuraban vivir y defender un cristianismo diferente. Estos movimientos, clandestinos, pronto muestran interés en los escritos de Lutero, como nos lo muestra la carta que el impresor alemán Juan Froben remitió en febrero de 1519 a Lutero (tan sólo 2 años después de la publicación de sus 95 tesis), en la que le informa que había enviado "seiscientos ejemplares de sus escritos a Francia y España".
En sus inicios, el protestantismo español se extendió especialmente entre la clase noble y culta, debido a su relación con el humanismo y la lectura de la Biblia. Algunos ejemplos son los siguientes:
Juan de Valdés, el capellán de Carlos I, fue uno de los primeros que aceptaron las doctrinas reformadas.
Bartolomé Carranza, catedrático en Valladolid, quien, antes de su aceptación del protestantismo, protagonizó una violenta persecución contra los evangélicos ingleses.
Podemos citar, también, a hombres de la categoría intelectual del doctor Constantino Ponce de la Fuente o mujeres de la aristocracia como María Bohorques, María Coronel o María Virués.
Los frailes de la comunidad religiosa del Convento de San Isidoro del Campo, en Sevilla, incluido su prior, García Arias, aceptaron el protestantismo. Cuando la comunidad fue deshecha por la persecución de Felipe II, dos frailes de la comunidad, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, huyeron al extranjero. El primero, usando datos de Pérez de Pineda, tradujo la Biblia al castellano, que se publicó en Basilea en 1559 tras doce años de trabajo. Su compañero, Cipriano de Valera, continuó esta labor y publicó en 1602 una revisión de la versión de Reina. Ésta ha sido y es la Biblia de todo el protestantismo de habla hispana hasta nuestros días, con sus oportunas actualizaciones.
Existieron núcleos protestantes en una docena de ciudades, destacando los de Sevilla y Valladolid. En Valladolid la Reforma fue aceptada por un gran número de monjas del Convento de Santa Clara y de la Orden Cisterciense de San Belén.
La represión inquisitorial fue tan violenta como eficaz y, salvo algunos casos aislados, no quedó prácticamente nada del testimonio reformado del siglo XVI.
En 1804 se fundó en Londres la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Su objetivo ha sido siempre ayudar a traducir los textos bíblicos y ponerlos al alcance de todo el mundo.
Iniciado el año 1836, la Sociedad envió a Jorge Borrow a la Península -recordemos el libro "Borrow, la Biblia en España", traducido por Manuel Azaña- para realizar una labor de difusión de la Biblia.
Esta llegada desde el extranjero de misioneros y de españoles protestantes inicia la reorganización del protestantismo español. Merecen ser citados Roberto Chapman, Guillermo Rule y George Alexander y los españoles Juan Calderón y Francisco de Paula Ruet.
A ello se une la actuación de los propios evangélicos españoles que, desde la clandestinidad y sumando sus esfuerzos al de los anteriores, dieron lugar a la organización, de hecho, de las primeras iglesias españolas.
El historiador Gabino Fernández señala la ciudad de Cádiz y el año 1838 como el lugar y la fecha de la primera iglesia evangélica española; ésta fue fundada Guillermo H. Rule quien, a pesar de ser expulsado de España, continuó aconsejando a la iglesia a través del correo.
El 30 de septiembre de 1868 triunfaron las tropas de la revolución llamada "La Gloriosa". Los protestantes exiliados vieron una buena oportunidad para regresar y predicar el evangelio. Sabiendo que encabezaba el movimiento el general Prim, fueron a su encuentro en Algeciras y le pidieron audiencia. Al despedirlos, pronunció la conocida frase: "Ya pueden ustedes recorrer España entera con la Biblia debajo del brazo".
Ante esta noticia las principales familias protestantes, arraigadas en Europa desde la Reforma del siglo XVI, pudieron finalmente iniciar su trabajo en España.
El 29 de diciembre de 1874 cayó la República. A pesar del apasionamiento que suscitó el debate sobre la cuestión religiosa, la mayoría de la asamblea votó a favor de la tolerancia en los artículos 11 y 13 donde dice: "Nadie será molestado en el territorio español por sus opiniones religiosas".
En 1910 unas 150.000 personas firmaron un documento a favor de la libertad de cultos.
En la madrugada del 13 de diciembre de 1923 se pronunció contra el gobierno de Madrid el capitán general de Cataluña, general Primo de Rivera. Se abolió la Constitución de 1876 y se suprimieron los derechos individuales. El presidente y el secretario de la Alianza Evangélica Española se dirigieron al dictador para ratificar las peticiones de libertad. La respuesta que recibieron la dio un periodista diciendo: "En ningún momento hemos pensado en esto".
El 14 de abril de 1931 fue proclamada la Segunda República. Al amparo del régimen igualitario y la libertad religiosa proclamada en la República -no sin ciertas restricciones-, los evangélicos españoles vivieron un periodo de cierta estabilidad y crecimiento en sus congregaciones.
El 18 de julio de 1936 estalló la guerra civil. La guerra civil española y el régimen político instaurado tras ella lesionaron gravemente los activos del Protestantismo. Aunque no se dispone de estadísticas fiables, se calcula que al final de la guerra habían quedado en España 7.000 protestantes, casi todos de nacionalidad española. Algunos inmuebles (iglesias, colegios, cementerios...) fueron saqueados, perdiéndose enseres y escrituras de propiedad; otros, fueron clausurados o expropiados.
A tenor del nuevo orden internacional, el 17 de julio de 1945 fue proclamado el artículo 6 del Fuero de los Españoles. La nueva tolerancia permitió un culto protestante celebrado en privado y no exento de oposición.
El 14 de mayo de 1956, se constituyó la Comisión de Defensa Evangélica Española en Madrid. En 1967 el antiguo régimen promulgó la llamada Ley de Libertad Religiosa que dividió al protestantismo entre aquellos que la aceptaron y los que se negaron a hacerlo por entender que no puede haber libertad religiosa sin libertades. El 5 de julio de 1980 se aprueba la nueva Ley de Libertad Religiosa. En 1986, el 12 de noviembre, la antigua Comisión de Defensa se constituye ante notario como el organismo que aglutina a la mayoría del protestantismo en una nueva entidad jurídica llamada FEREDE (Federación Evangélica de Entidades Religiosas de España).
El 21 de febrero de 1990 se firman los Acuerdos entre la Administración del Estado y las Comunidades Evangélicas, publicados en el BOE del jueves día 12 de noviembre.
La libertad personal para leer, estudiar e interpretar la Biblia produjo el desarrollo de la diversidad que caracteriza al protestantismo. Esta variedad es enriquecedora de la comunidad cristiano-evangélica.
En líneas generales, podemos agrupar a las iglesias evangélicas bajo los siguientes epígrafes:
Asambleas de Hermanos
Comunión Anglicana
Iglesia Evangélica Española
Iglesias Bautistas
Iglesias Pentecostales
Iglesias Carismáticas
Iglesias de Filadelfia
Iglesias de menor implantación
Otras Iglesias Presbiterianas o Reformadas
Además, la comunidad protestante también está integrada por un número importante de iglesias independientes.